SURGEN EL HOMBRE Y LA MUJER
LA MUJER
Desperté de un aliento y anhelé tu emanación
como bálsamo vivo.
Mis sentidos demoraron tu fragancia
y me sostuve en esa mezcla, en ti,
de tierra y agua.
Perseveré sobre tu luz y me detuve
como matriz de flor que aún no ha nacido.
Eras el hombre que junto a mí surgía.
Yo te sentí latir entre mis fibras.
EL HOMBRE
Sin saber el enigma y elevado en el barro
yo ya estaba completo para albergar la tierra.
Mis manos, seducidas al tacto de las cosas,
anhelaban el calor de otra piel que en mí brotara.
Observaba, impreciso, toda vida
que se abría ante mí para la entrega.
Una paz resurgía en los perfiles
que inundaba de atracción todo mi entorno.
El viento que amasaba el horizonte no gemía.
El canto en la corriente de los ríos, silencioso.
Y yo, sin conocer el llanto, lloré
ante el magnánimo misterio que me daban.
Lleno de gozo en mi alborada
y cercano en este cielo que me alerta,
me estremezco
ante el encuentro de tu cuerpo.
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