El canto perdido
Son las cuatro de la tarde,
un coche atropella a tu hijo,
y muere su canto y el tuyo.
Pero sobre todo el tuyo muere
y es mucho más triste, porque sigues vivo.
Quieres cantarle sobre la vida,
sobre el dolor y el mundo,
y la envidia y el amor,
y sin embargo ahogas tu canto sin reparo
y sin motivo,
pues cantas para ti todos los días
y callas agasajado por recuerdos trabajosos,
por el hastío de la vida que te queda.
Regidos por leyes que no existen
los animales mueren y perduran
a la par que nosotros y los planetas.
Han sobrevivido a la era atómica,
al terrorismo, al hambre y la enfermedad.
Hemos durado ya muchos siglos
y hemos conocido muchas tragedias.
Conocemos muchos muertos,
muchos muertos guían nuestras vidas
y establecen nuestras formas de vivirla.
Inventaron la escritura y la leemos todavía.
Inventaron la inquisición y la hemos perfeccionado.
Inventaron la traición y no les traicionamos.
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